Hace bien poco que hemos inaugurado el nuevo año con energías renovadas
y con objetivos claramente marcados. Es increible como avanza el tiempo; hemos
dejado atrás la primera década del siglo y ya iniciamos nuestra andadura en la sucesiva.
En lo personal, el año pasado se me ha esfumado tan rápidamente lo hace una nube de polvo.
Echo la vista para atrás y me quedo anonadado al comprobar lo lejos que quedó mi infancia
en los 90. Y es que el tiempo se consume imparable ardiendo sin dejar cenizas.
Pienso que es buen momento para la autoreflexión y evaluar nuestro camino por el año que ha quedado atrás: nuestras alegrías, nuestras penas, nuestros aciertos, nuestros desaciertos, etc. Mediante la evaluación, podemos replantearnos o reafimarnos en el camino que debemos o simplemente nos apetece seguir.
Lo importante es marcarnos un rumbo claro con unas metas y seguirlo. En el transcurrir del
camino por el nuevo año nos encontraremos con sorpresas deliciosas aunque también con
piedras, pero la vida no está hecha para pensarla y lamentarse de lo que no se ha hecho sino para vivirla a fondo.
Os deseo todo lo mejor para el dosmilonce.
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