jueves, 7 de julio de 2011

Aquel banco nuestro

Elsa se encontraba sentada sobre aquel banco una tarde fría y sombría de Febrero.
Su rostro lo decía todo: con una sonrisa ligera tenía clavada la mirada en el suelo.
Ése gesto denotaba dolor y nostalgia con respecto a algún suceso importante que le
debió acaecer allí junto a un ser querido. 
La estampa era de lo más desoladora: el rumor del viento era lo único que parecía
acompañarla. Siendo una esclava de sus pensamientos, estaba abstraída de todo
lo que le rodeaba hasta tal punto que ya no notaba ni frío ni calor por su cuerpo.  


¿Adonde fue a parar lo nuestro?
No vivo ni muero por no tenerte,
Ya que vago pesarosa como un ente,
Delirando sólo con nuestro feliz reencuentro.  

Me asfixia imaginarte con otra mujer,
¡Ay, pobre, tonta e ilusa de mí!
Te amé tanto que pude ver y sentir por ti;
Nuestra inmensa pasión me hacía enloquecer.   

Me hallo sentada en el banco dónde todo empezó,
Una tarde en la que Cupido a tus labios me guió,
Lo que daría por revivir entonces cuando nuestro amor brotó.

No encuentro consuelo que me ayude a razonar,
Tantos meses de cariño no es algo fácil de olvidar,
Y que me abandonaras por una extraña me hace desvariar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario